
Apple finalmente ha dado el paso que muchos usuarios esperaban desde hace tiempo: integrar una cámara trasera triple en uno de sus dispositivos insignia. El iPhone 11 Pro no solo cumple con esta demanda, sino que lo hace con una serie de ajustes internos que consolidan su posición como un dispositivo de gama alta competitivo frente a las propuestas más avanzadas del mercado Android.
A pesar de mantener una estética frontal muy similar a la generación anterior, este modelo introduce cambios importantes en su interior, así como en la parte trasera, donde el nuevo módulo de cámaras ha sido el centro de atención desde su presentación. En esta reseña analizamos a fondo qué tan bien responde el iPhone 11 Pro a las expectativas, especialmente en fotografía.
Renovado por dentro, conocido por fuera
El iPhone 11 Pro tiene unas dimensiones contenidas (144 x 71,4 x 8,1 mm) y un peso de 188 gramos, lo que lo convierte en el modelo más compacto de la serie. Su pantalla OLED Super Retina XDR de 5.8 pulgadas ofrece una resolución de 2,436 x 1,125 píxeles, con una densidad de 458 ppi, lo que garantiza una experiencia visual nítida y de alto contraste.
En el interior, el dispositivo incorpora el chip A13 Bionic, fabricado con arquitectura de 64 bits y proceso de 7 nanómetros. Este procesador de seis núcleos viene acompañado de una GPU Apple de cuatro núcleos y 4 GB de memoria RAM, lo que asegura un rendimiento fluido incluso con las aplicaciones más exigentes. Las opciones de almacenamiento van desde los 64 GB hasta los 512 GB, aunque sin posibilidad de expansión mediante microSD.
Una cámara que marca un antes y un después
El nuevo sistema fotográfico está compuesto por tres sensores de 12 megapíxeles cada uno: uno gran angular (f/1.8), uno ultra gran angular (f/2.4) y un teleobjetivo (f/2.0) con zoom óptico de 2x y estabilización óptica doble. Este trío permite una mayor versatilidad al capturar escenas amplias, retratos con efecto de profundidad o detalles a distancia. Además, permite grabación de video en calidad 4K a 24, 30 y 60 fps.
La cámara frontal también se actualiza: tiene 12 megapíxeles, apertura f/2.2, grabación 4K a 60 fps y modo cámara lenta en 1080p a 120 fps. También se incluye el ya conocido Retina Flash para mejorar las selfies con poca luz.
Un diseño trasero que no pasó desapercibido
Una de las decisiones más comentadas fue la incorporación del módulo cuadrado para las cámaras. Aunque esta solución no es nueva en el mercado —Huawei ya lo había implementado con sus modelos Mate 20—, Apple adopta una disposición propia, con lentes de mayor tamaño y un acabado visual que contrasta con el resto del cuerpo del dispositivo.
El módulo de cámaras tiene un acabado brillante que se diferencia del resto de la parte trasera, que es mate. En el caso del iPhone 11 (modelo estándar), esta relación se invierte. Además, el logotipo de Apple ahora se encuentra centrado, y se ha eliminado por completo la palabra “iPhone” en la parte trasera, apostando por una estética más limpia.
Este nuevo enfoque marca un cambio importante respecto a generaciones anteriores: desde el diseño más tradicional del iPhone 7 hasta el salto al módulo vertical del iPhone X y XS. El iPhone 11 Pro adopta un estilo propio, diferenciándose también de las soluciones en forma de círculo vistas en otros fabricantes como Huawei con su Mate 30.
Autonomía y otras mejoras
La batería de 3,179 mAh ofrece una autonomía significativamente superior a la de modelos anteriores. Además, Apple incluye por fin un cargador rápido de 18W en la caja, permitiendo recargar el dispositivo a buen ritmo sin necesidad de comprar accesorios adicionales.
El dispositivo cuenta con Face ID como sistema biométrico, resistencia al agua con certificación IP68 (hasta 4 metros durante 30 minutos), y compatibilidad con tecnologías como Wi‑Fi 6, Bluetooth 5.0, LTE 4×4 MIMO, NFC y los sistemas de geolocalización GLONASS y Galileo.